
AÑO BISIESTO
Juan Manuel Bonilla Soto
La felicidad es un laberinto en cuyo preámbulo muchas veces extraviamos la liberad.
La libertad es un preámbulo que nos obliga a sortear un laberinto para conocer la felicidad.
El laberinto es un nudo de contradicciones semejante a un rostro reflejado en el espejo rutinario de nuestros temores.
El temor es una invitación a la cordura, es un imperativo que nos hace declarar nuestras buenas intenciones.
Las buenas intenciones son el primer paso para renunciar a la felicidad.
El preámbulo es el momento de la disyuntiva en el que debemos elegir entre ser libres y felices o cumplir cabalmente nuestras buenas intenciones.
Ese es el laberinto crucial de todo año que inicia.
Gocemos el pronóstico bisiesto de este 2008 sin renunciar a las buenas intenciones, sin temer al laberinto, sin titubear ante la disyuntiva y sin preámbulos lisonjeros que nos impidan ser felices y plenamente libres.
Juan Manuel Bonilla Soto
La felicidad es un laberinto en cuyo preámbulo muchas veces extraviamos la liberad.
La libertad es un preámbulo que nos obliga a sortear un laberinto para conocer la felicidad.
El laberinto es un nudo de contradicciones semejante a un rostro reflejado en el espejo rutinario de nuestros temores.
El temor es una invitación a la cordura, es un imperativo que nos hace declarar nuestras buenas intenciones.
Las buenas intenciones son el primer paso para renunciar a la felicidad.
El preámbulo es el momento de la disyuntiva en el que debemos elegir entre ser libres y felices o cumplir cabalmente nuestras buenas intenciones.
Ese es el laberinto crucial de todo año que inicia.
Gocemos el pronóstico bisiesto de este 2008 sin renunciar a las buenas intenciones, sin temer al laberinto, sin titubear ante la disyuntiva y sin preámbulos lisonjeros que nos impidan ser felices y plenamente libres.
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