
VUELTA A NARCISO
Juan Manuel Bonilla Soto
La vanidad, el boomerang, el pasaporte.
El precipicio que se llama espejo.
El concepto que no se reconoce en este eco.
El relámpago que no volvió de ser estruendo.
El atrevimiento que se asfixió en la auto contemplación.
El vértigo de reconocerse en la nada.
Nada.
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