No puedo decir “te lo dije”,
no debo.
Puedo decir en cambio
“me lo dijeron”.
Seguramente con buenas intenciones,
eso es lo que dijeron.
Puedo decir, también,
aunque tal vez tampoco deba,
que el único valor que tiene esa sentencia,
radica en la cantidad de veces
que es desatendida.